La traducción libre de la entrevista con Benedict Cumberbatch para la revista impresa de Grazia de Alemania, por cortesía de Lu V. (fuente: aquí)
“¡SÓLO SOY UN TIPO HACIENDO SU TRABAJO!”
Por Mareile Morawietz
Sí, claro, y nosotras somos la Reina de Inglaterra. Pero su eufemismo es una de las mil razones por las que ¡todos están locos por Benedict Cumberbatch! Por esa razón nos subimos a un avión para encontrarnos en Londres con el favorito para el Óscar.
Dumdidum… ya hemos esperado dos horas a Benedict Cumberbatch (38 años) en el hotel londinense Claridge’s, pero cuando por fin aparece el intérprete de“Sherlock”, el experimentado procedimiento de su agente secreto de relaciones públicas compensa la tardanza: como de rayo forma a la airada audiencia alrededor para proteger a la estrella de nuestras miradas, que iba vestido de forma casual, con mezclilla y chaqueta de cuero. Después de 10 minutos de cambio de estilo, se le guía ante nosotros hasta la mesa. Y ahora es también por fuera el “auténtico británico”, con tweed, camisa y bufanda. Es fabulosamente encantador, aunque está algo cansado, pero eso no es de sorprender: Mr. Cumberbatch es actualmente una de las abejitas más trabajadoras de Hollywood. Y junto con su prometida, su colega Sophie Hunter (36 años), la carismática megaestrella espera descendencia. Pero sobre eso no se le puede sacar ni una palabra, más bien habla solamente sobre “El Código Enigma” (actualmente en cines). Él interpreta al trágico genio matemático Alan Turing, quien durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a los aliados a descifrar códigos alemanes, pero que después fue juzgado por su homosexualidad y se quitó la vida. Por este papel Benedict podría ser recompensado con el Óscar – en todo caso, está nominado. Sin embargo, la competencia más fuerte viene de su cuate Eddie Redmayne, quien como Stephen Hawking en “La Teoría Del Todo”, también personifica a un genio científico (y quien por ese papel ya se llevó un Globo de Oro).
¿Fue usted realmente bueno en matemáticas?
Oh, no, fui tremendamente malo. En verdad. Por suerte no tuve que resolver ninguna operación, sino que pude concentrarme en el distinguido personaje de Alan Turing.
¿Conocía usted a Alan Turing antes de la película?
No, para eso tuvo él una historia de vida tan extraordinaria. Si alguien hubiera inventado una historia así, no le hubieran creído: tanto drama en una vida tan corta.
¿Qué fue lo que más le conmovió?
Eso no lo puedo decir, pero cuando terminamos de filmar, tuve que llorar. Ya no era sólo un papel. Después de todo por lo que pasó, y todavía que le suministraran inyecciones de hormonas para combatir su homosexualidad, y que afectaron su cuerpo y su espíritu. Es bueno que hayamos dado a conocer su historia.
Entretanto es usted muy famoso. ¿Es a veces irreal el éxito?
Sí, pero también muy agradable. Y nunca me podré acostumbrar del todo, pero mientras tanto puedo manejarlo bastante bien. De todos modos trabajo casi todo el tiempo.
¿Nada de tiempo para caprichos de divo?
¡No! Sólo soy un tipo haciendo su trabajo. Detrás del hombre en el escenario trabaja todo un equipo. El público sólo ve al actor que recibe el precio.
Usted apareció en la cubierta de la revista “Time”. ¿Cómo se puede permanecer con los pies en la tierra?
Ash, ser famoso no es ningún éxito. El anonimato de Alan Turing es para eso el mejor ejemplo. Yo me esfuerzo por actuar bien. Pero estar en la portada es obviamente muy halagador, y fueron buenas fotos que también gustaron a mis padres.
Ambos son también actores. ¿Están contentos por su elección de profesión?Ellos querían que yo hiciera algo más sensato. Sobre todo me querían ahorrar las inseguridades, la falta de constancia, las dificultades, mantener relaciones y amistades, porque como actor siempre debes dejarlo todo por el trabajo. Y estar agradecido sólo de conseguir trabajo.
¿No quería también ser pintor?
He pintado, pero una carrera de pintor no es más segura que la de un actor cuando no se tiene el gran salto a la fama. Durante un tiempo pensé en ser abogado, después de todo tiene algo que ver con interpretación, con contar historias… pero también hay muchos de esos, y nadie los detiene en la calle diciendo: ¡Oh, qué talento! Así que simplemente arruiné el sueño de mis padres y seguí adelante para convertirme en actor.
¿Cómo se desconecta?
No trabajando (ríe). Ya en serio, ¿cómo pasa usted su tiempo libre?
Por ejemplo leyendo, escuchando música…
Eso hago yo también. Me relajan cosas muy normales, como verme con amigos.
¿Qué lecturas hay en su mesa de noche?
Un montón de libros, por ejemplo “Holloway”, que trata sobre paisajes típicamente británicos, atravesados por calles que en la lluvia y el tráfico casi se convierten en túneles. No recuerdo otros títulos, tuve que aprender durante semanas versos de Shakespeare para Ricardo III.
¿No yace por ahí “Sherlock Holmes”?
No, a veces todavía hojeo los libros para revivir ese mundo que conozco tan bien, y que se convierte en extraño cuando se aleja uno demasiado. Pero de todos modos no suelo leer lo que ya leí anteriormente.
¿De dónde viene su inclinación para interpretar personajes inusualmente inteligentes?
No soy para nada así. Se dice eso para encontrarme un cajón. También interpreto con gusto al joven de al lado, al cómico o al dragón. Stephen Hawking no es solamente inteligente. Tiene una vida rica y satisfactoria con mucho amor, esposas, divorcios, hijos. Y Turing no es sólo el genio extravagante.
¿Hay semejanzas entre usted y Turing?
Como actor siempre se buscan semejanzas con uno mismo. Pero yo no puedo sacar la comparación, tendría que hacerlo alguien de afuera.
Cada siglo produce a un puñado de personas que cambian al mundo. ¿A quién contaría usted en el siglo XX?
Diría que el siglo XX nos muestra a muchos genios. Y contaría sin reservas a Alan Turing entre ellos.
¿A quién más, aparte de David Bowie?
Oh, sí, Bowie pertenece a ellos. Pero en verdad, tendría que presentar una larga lista, desde Nelson Mandela hasta Stephen Hawking. Pero esta gran pregunta supera aquí los límites.
Entrevistadora: Mareile Morawietz