Compartimos con ustedes esta excelente reseña sobre The Imitation Game, que fue publicada en el blog de Lynnette Porter, la autora de la biografía Benedict Cumberbatch in Transition y cuya continuación Benedict Cumberbatch, Transition Completed: Films, Fame, Fans saldrá a la venta en noviembre próximo. La traducción original, autorizada por la Dra. Porter, corrió a cargo de Lu. V.
~POSIBLES SPOILERS~
Sin imitación: The Imitation Game confirma por qué Benedict Cumberbatch es lo auténtico
Una escena de bajo perfil, pero simbólicamente notable ocurre cerca del final de The Imitation Game, cuando el matemático y descifrador de códigos Alan Turing (Benedict Cumberbatch) termina de correr y descansa sobre sus rodillas en un campo. Mientras recupera el aliento, tranquilamente contempla una gloriosa puesta de sol. En este punto de la película, Turing en efecto ha corrido la carrera más importante de su trayectoria profesional: ayudar al M16 durante la Segunda Guerra Mundial a construir exitosamente una máquina para romper el código de comunicación nazi que cambiaba diariamente. Sin embargo, como lo ha estado la mayor parte de su vida, en esta escena Turing está solo. Enfrenta un regreso a la sociedad “normal” después de haber estado oculto en Bletchley Park con sus colegas que gradualmente se convierten en amigos. De muchas formas, su triunfo personal al romper Enigma y ganar algo de aceptación social es el punto cumbre de su vida. Mientras el sol se pone lentamente con una belleza desgarradora, Turing -así como su público- se pregunta qué es lo que viene a continuación.
Los tiempos de guerra fomentan y alimentan los secretos, y Turing no sólo debe permanecer callado con respecto a su trabajo para el gobierno, sino también con los secretos que descubre sobre sus colegas y los que ellos descubren sobre él. Turing es un hombre que frecuentemente debe esconder quién es, lo que siente, o lo que ha hecho, ya sea profesional o personalmente. Como se presenta en este filme, el obtener conocimiento es sólo parte de sobrevivir una guerra. Saber cuándo compartir información, y cuánta, y con quién, es la clave para ganar. Turing y su equipo de brillantes analistas aprenden esta verdad a un costo personal devastador.
The Imitation Game, en la superficie, es una película biográfica decidida a concientizar a las audiencias del siglo XXI sobre la genialidad de Alan Turing y sus significativas contribuciones no sólo por ayudar a los aliados a ganar la guerra, sino por guiarnos hacia esta sociedad dependiente de las computadoras. También es una disculpa al hombre que, en 1954, murió a la muy temprana edad de 41 años, como resultado de la criminalización de la homosexualidad en Gran Bretaña (la reina Isabel II oficialmente perdonó a Turing el año pasado por su condena en 1952 por homosexualidad). Dichos temas pueden parecer demasiado serios o trágicos para un filme que espera recibir el Óscar a la mejor película, pero las interpretaciones de Benedict Cumberbatch en particular, Keira Knightley (como Joan Clarke) y Mark Strong (como Stewart Menzies) hacen el filme más personal y fortalecedor.
Éste es el giro de Cumberbatch como estrella. Los críticos que comparan su papel como Turing con aquellos como Sherlock Holmes o Stephen Hawking no lo entienden. Sí, Turing es un genio con algunos problemas de socializacion, pero el público no verá a Sherlock o a Hawking en esta interpretación. Cuando Turing no está en su elemento en la conversación, su expresión pierde color y sus ojos se atenúan. Cuando se le presenta un nuevo acertijo, sus ojos se llenan de vida, como si el hombre que navega lentamente por las banalidades de la conversación común de repente se despertara y supiera exactamente qué decir. El retrato de Cumberbatch es sorprendentemente íntimo; la emoción escurre de los ojos de Turing, y el rígido labio superior que desarrolló como infantil mecanismo de defensa se tambalea. El actor habita físicamente el papel, con el paso ligeramente encorvado de Turing y la mirada hacia abajo, la velocidad de corredor y la respiración medida, o la mano temblorosa en la escena que seguramente le brindará a Cumberbatch muchas nominaciones como actor en los meses venideros.
Turing es un hombre difícil de entender, y qué decir de que caiga bien. Prefiere trabajar solo y mira con desdén a sus colegas [mayormente representados como «tipos», como el galante Hugh Alexander (Matthew Goode)]. Para todo el drama, la película es sorprendentemente divertida debido a la torpeza social de Turing. Cuando sus colegas le dicen que van a ir a almorzar, a Turing se le pasa responder al portavoz del grupo. Después de decirle a Turing por tercera vez que ya se van, finalmente comprende que Turing no entiende que lo están invitando a ir con ellos. Después, cuando Turing sigue el consejo de Joan Clark de que trate de hacer amigos entre sus colegas, demuestra ser el peor contador de chistes. Cumberbatch interpreta de forma apropiada la imperturbabilidad de Turing, pero su personaje explica, nunca ridiculiza, su ansiedad social.
Knightley y Strong ayudan enormemente con los momentos más ligeros de la película. Ambos tienen un hábil toque cómico. Knightley es particularmente buena en demostrar que Clarke, como Turing, es una marginada, pero una que sabe cómo jugar el juego para lograr tanto como le era permitido a una mujer de clase media en los años cuarenta. Esta actuación de Knightley es la más fuerte en mucho tiempo, y ella y Cumberbatch trabajan bien juntos. Clarke y Turing tienen lo que Knightley llamó como «encuentro de las mentes»: se entienden mutuamente y Clarke instruye a Turing sobre cómo comprender o ser comprendido por los demás. Strong, como el «entrenador» de Turing en el M16, ni siquiera necesita un diálogo. Puede expresar humor irónico con alzar una ceja, y su personaje astutamente manipula a la élite intelectual en Bletchley Park, a veces, al parecer, para su propia diversión.
El biógrafo Andrew Hodges expresó consternación durante el rodaje ya que temía que la relación entre Turing y Clarke se convirtiera en la historia de amor estándar. Quédense tranquilos, no lo es. La película sí lidia con la discriminación por género u orientación sexual, pero sus representaciones del amor no requieren escenas de sexo. Encontré detalles útiles del libro de Hodges, Alan Turing: The Enigma, particularmente en las escenas retrospectivas -narradas por Cumberbatch- a los días infelices de Turing en la escuela. Alex Lauther, quien interpreta al joven Alan, no imita los manerismos o la entrega de Cumberbatch, sino que el paralelismo entre las interpretaciones realza la conexión entre las retrospectivas y la historia principal. La audiencia puede creer que el niño maltratado de la escuela pública crece para convertirse en el tartamudo inhibido de Cumberbatch, que nombra a su más fina creación mecánica en honor de su más querido amigo de los días de escuela.
«Escogieron una buena», aseguró el director artístico del Festival Internacional de Cine de Toronto, Cameron Bailey, a la audiencia de la segunda proyección de The Imitation Game (quienes, aún con boletos, esperaron horas afuera en una fila que se extendía por cuadras para conseguir un buen asiento). Pocos minutos después, Morten Tyldum describió la manera cómo el elenco se había unido como familia para hacer este filme, pero explicó que ahora no es sólo su película, o del reparto: «Ahora es de ustedes».
The Imitation Game es un fino obsequio, pero no es una película perfecta. Presenta con éxito a más gente al extraordinario y victimizado Alan Turing. Es una historia intrigante que alterna secuencias de noticieros cinematográficos durante la guerra con las escenas de los actores. Un crítico la bautizó como «la película favorita de tu abuelo», y muchos asistentes pueden no sentirse atraídos hacia una historia sobre descifradores de códigos de la Segunda Guerra Mundial. Tiene un tema edificante, aún si el eslogan «A veces es la gente que nadie se imagina la que hace las cosas que nadie se imagina» es difícil de manejar y enfatizada con demasiada frecuencia; la audiencia capta el punto la primera vez.
Sin embargo: The Imitation Game presenta a Benedict Cumberbatch en, si no su trabajo más fuerte hasta la fecha, al menos una de sus interpretaciones más reveladoras y conmovedoras. Mientras que el filme a veces es torpe en manipular las emociones del público, el retrato de Cumberbatch no lo es. Y la historia de Turing necesita ser contada de nuevo ahora.
«¿Estás poniendo atención?», pregunta Turing en una de las primeras escenas. “Bien… se te escaparán cosas, cosas importantes. Estoy en control porque sé cosas que tú no sabes”. Las palabras de Turing podrían ser las instrucciones de Cumberbatch para aquellos que ya esperan grandes cosas de su interpretación, pero que pasan por alto detalles en su retrato emocionalmente estratificado y bien investigado. Ciertamente Cumberbatch incorpora las expresiones o los patrones de habla de Turing en su actuación, pero él va más profundamente. Cuando, por ejemplo, el trabajo de Turing se ve amenazado, Cumberbatch -como Turing, trata frenéticamente de proteger su máquina, revelando la desesperación del chico dentro del fervor del genio para salvar a «Christopher» de los burócratas que no lo entienden.
«No juzgarás hasta que haya terminado», ordena Turing. El proceso del jurado en camino hacia el Óscar y el BAFTA es largo y plagado de ansiedad de campaña, así como votantes potencialmente volubles. Aún así, la reacción del público en los festivales de cine ha sido positiva. La audiencia del teatro Princess of Wales en el festival de Toronto, claramente conmovidos con el filme, aplaudió fuertemente y habló con avidez sobre ella mientras salía. Una multitud se reunió para dejar su boleto en el bote para votar por The Imitation Game como la favorita del público. En la proyección de la noche anterior, a la que asistieron el director y el elenco, recibió una ovación de pie. Unos días antes, el Festival de Cine de Telluride aplaudió la película, especialmente la interpretación de Cumberbatch. Dentro de unos días, la película hará su debut europeo en el Festival de Cine de Londres BFI, donde el público de la ciudad natal de Cumberbatch seguramente recibirá su trabajo con los brazos abiertos.
No diré que The Imitation Game es el punto cumbre en la carrera de Cumberbatch, aún si eventualmente le otorga un Óscar. Aún espero mucho de él y espero con ansia su trabajo futuro, y, si es el actor que creo que es, los papeles y las oportunidades son aún más gratificantes que los muchos premios que continúa recibiendo. Respeto, admiro y disfruto esta actuación porque Cumberbatch hace a Turing un humano -no como una máquina-, y accesible y memorable. The Imitation Game es buena, pero Benedict Cumberbatch es excelente.
La Doctora Lynnette Porter es escritora y profesora de Humanidades y Comunicación en Florida, quien además investiga sobre la Cultura Pop. Ha analizado el trabajo de Benedict Cumberbatch en todos los papeles que ha interpretado a lo largo de su carrera.
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