La Doctora Lynnette Porter es escritora y profesora de Humanidades y Comunicación en Florida, quien además investiga sobre la Cultura Pop. Está por publicarse una actualización de su biografía no autorizada titulada Benedict Cumberbatch: In Transition, en la que analiza el trabajo de este actor en todos los papeles que ha interpretado a lo largo de su carrera.
Sobre la manera en que Cumberbatch aborda el papel de Van Gogh, hace una descripción muy detallada de la forma en que él se convierte en el pintor y el efecto tan perfeccionado de su actuación (traducción por Lu. V.):
«¿Qué es lo que hace que sobresalga la interpretación que hace Cumberbatch de Van Gogh? Este actor se distingue por revelar la vida interior del personaje para que la audiencia pueda comprender sus pensamientos y motivaciones; la estructura de Van Gogh facilita esta labor tanto para el actor como para el espectador porque Vincent se explica en voz alta – trabajo de voz que el Van Gogh real escribió en cartas – y aún rompe la «cuarta barrera» al mirar directamente a la cámara mientras emite líneas clave. El efecto es que Van Gogh le confía al público televisivo un estilo dramático que permite una comprensión más íntima del artista.
Convenientemente en un drama sobre un pintor, las manos del actor son el foco de atención y se convierten en un indicador primario del estado emocional del personaje. El Van Gogh de Cumberbatch habla con sus manos. Su dedo señala al aire cuando da cátedra sobre religión. Se talla la nariz mientras piensa en la siguiente frase que escribirá o al leer un libro. Voltea su pipa una y otra vez en sus manos y la golpea sobre la mesa cuando se altera al discutir sus pasiones y su estado mental, después de perder su trabajo como párroco. Se agarra las manos, manosea y las talla incesantemente, mientras cuenta cómo fue rechazado por la mujer que ama. Las muñecas cruzadas como si estuviera atado, sus dedos revolotean como las alas de un ave atrapada mientras habla sobre la desaprobación de su padre por la «excentricidad» de su hijo.
Algunos gestos dan continuidad en las primeras escenas cuando Vincent de joven explora por primera vez el mundo más allá de casa. Van Gogh sostiene su cabeza con la mano mientras lee, una pose contemplativa que se repite en escenas posteriores. Algunas veces, mientras Vincent está perdido en sus pensamientos, balancea la punta del mentón en su palma, los dedos enrollados hacia su boca. En ocasiones mastica los dedos mientras lee. Ya que «Van Gogh» conecta una serie de escenas cortas, muchas sin diálogo, para transmitir momentos importantes en la vida del artista que el narrador/escritor Alan Yentob discute a la luz de las pinturas e influencias artísticas de Van Gogh, el lenguaje corporal de Cumberbatch es una importante herramienta para ilustrar los cambios de estado de ánimo del artista. Que el actor brinde continuidad entre estas cortas escenas y dramatice el estado emocional de Vincent con movimientos de mano precisos y naturales, hace de esta interpretación algo hermoso de ver, pero también es emocionalmente efectivo. El público termina con una mayor empatía hacia Van Gogh el hombre, así como con una mejor comprensión sobre el método detrás de su locura.
Las escenas de hospital que se presentan al principio del docu-drama introduce a la audiencia a Van Gogh después de haberse mutilado la oreja; los años anteriores del artista son presentados en retrospectiva, lo que eventualmente lleva nuevamente a la actualidad, con la hospitalización de Vincent. Los rápidos cortes entre imágenes de Van Gogh en un cuarto acolchonado (recargado en una pared, meciéndose sobre un colchón en el suelo con la mirada perdida) se compensan con acercamientos del rostro de Van Gogh envuelto en vendas. Mientras Vincent le narra a Theo el horror de estar en un hospital después de perder su oreja, el áspero murmullo de Cumberbatch y su rápido movimiento de ojos que fracasan en hacer contacto con la cámara (o «Theo» para el público)dan testimonio del deteriorado estado mental de Vincent y el rechazo por su confinamiento. Lágrimas brotan de sus ojos y su voz se vuelve más maniática mientras habla sobre sus alucinaciones y pesadillas. Estas efectivas escenas ayudan al espectador a hacer empatía con este frágil genio.»
Sobre Lynnette Porter:
Otros trabajos de Lynnette se refieren también a películas y programas de televisión. En el 2013 The Doctor Who Franchise y Sherlock Holmes for the 21st Century.
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