Aún no se convierte en leyenda la siguiente anécdota: La versión contemporánea de Sherlock Holmes comenzó a dibujarse en el vagón de pasajeros de un tren: Mark Gatiss y Steven Moffat conversaron mucho sobre su mutua admiración por las obras de Arthur Conan Doyle durante sus frecuentes viajes a Cardiff -sede de la producción de Doctor Who-, y eventualmente consideraron la posibilidad de que Sherlock Holmes y el doctor John H. Watson bien podían tener espacio en el mundo moderno.
«Las historias de Conan Doyle nunca fueron sobre abrigos y luz entre gas, -dijo Moffat en alguna ocasión a Vanessa Thorpe de The Guardian– sino que son sobre deducciones brillantes, con villanos terribles y crímenes sangrientos… y, francamente, al diablo con la crinolina. Otros detectives tienen casos, Sherlock Holmes tiene aventuras y eso es lo que importa».
Y de repente, los elementos del canon holmesiano comenzaron a tener sentido lógico en medio de una sociedad marcada por la tecnología: El Holmes victoriano solía enviar y recibir telegramas, ahora envía mensajes de texto por su celular. El Doctor Watson escribía sobre sus aventuras con el detective y las difundía por entregas al periódico Strand, pero en el siglo XXI tiene un blog, que realmente existe en internet.
Otros elementos tradicionales encontraron una adaptación creativa y creíble: la gente sin hogar del Londres de hoy reemplazó a los niños de la calle que solían trabajar con Holmes; la familiar e inseparable pipa está latente a través del uso de parches de nicotina y el violín sigue ahí. La Guerra de Afganistán en la que el Dr. Watson del 2010 fue herido es -lamentablemente- una repetición de la Segunda Guerra Anglo-Afgana de entre 1878 y 1880 del original. Criminales de la talla de James Moriarty son increíblemente coherentes en la actualidad y sí, Scotland Yard sigue en pie.
Y no hay nada hoy que pueda evitar que exista una amistad tan entrañable y sólida como la que vinculó a Sherlock Holmes y John Watson. Claro, en la versión moderna transmitida a través de la BBC desde 2010, estos personajes evolucionaron de la mano de Gatiss y Mofatt y se consolidan con la vitalidad, carisma y fuerza que los actores Benedict Cumberbatch y Martin Freeman han logrado.
Una vez que Sue Vertue -esposa de Steven Moffat y actual productora de la serie- los animó a llevar a cabo el proyecto, se elaboró el guión del programa piloto y se procedió a buscar al elenco. Seleccionar a Cumberbatch para el papel de Sherlock Holmes fue sencillo: Steven Moffat y Sue Vertue decidieron ofrecerle el papel después de ver su actuación en la película Atonement. Vertue declaró en alguna ocasión que «Benedict fue la única persona que realmente entrevistamos para Sherlock… Una vez que Benedict estaba allí era simplemente asegurarse de que tenía química con John [Watson]… y creo que la consiguen en cuanto entran en la habitación, se puede ver que pueden trabajar juntos.» Y así fue. Encontrar a Watson apropiado tomó un poco más de tiempo hasta que Martin Freeman apareció y logró marcar el ritmo de actuación que complementa al de Benedict Cumberbatch.
Pero las cosas no fueron, al principio, tan maravillosas como parecían, pues el piloto de la serie, que se grabó en el 2008, tuvo un costo muy alto para ser un episodio de 60 minutos: 800,000 libras esterlinas. Aunque fue del agrado de la BBC no se transmitió y en cambio se pidieron modificaciones y una mayor extensión. Para realizar la serie de tres episodios con 90 minutos de duración cada uno, se incluyeron nuevos elementos visuales y el argumento se reescribió y complementó con la introducción del personaje de Mycroft Holmes y se le otorgó más vitalidad a personajes secundarios como el Detective Inspector Lestrade y la Sra Hudson.
Finalmente, el 25 de junio de 2010, se transmitió el primer episodio, «A Study in Pink» (Estudio en Rosa), alcanzando una audiencia de 9.92 millones de personas y críticas favorables en la prensa británica. Una semana después, se emitió «The Blind Banker» (El Banquero Ciego) y posteriormente «The Great Game» (El Gran Juego).
La segunda serie de Sherlock se estrenó el 1º de enero de 2012 con el episodio «A Scandal in Belgravia» (Un Escándalo en Belgravia), con una audiencia que rebasó los 10 millones de espectadores, la más alta que ha tenido hasta el momento, seguido por «The Hounds of Baskerville» (Los Sabuesos de Baskerville) y «The Reichenbach Fall» (La Caida de Reichenbach), la cual invariablemente dejó a los espectadores ansiando por una temporada más.
La tercera serie se estrenó el 1º de enero de 2014 con «The Emtpy Hearse» (La Carroza Fúnebre Vacía), que alcanzó 9.2 millones de televidentes locales a través de la BBC -más un número no determinado a través de internet a nivel mundial- y posteriormente «The Sign of Three» (El Signo de los Tres) y «His Last Vow» (Su Último Voto).
Y después de todo esto ¿por qué Sherlock (BBC) es un programa tan especial?
- Dicen que de lo bueno, poco -3 episodios de 125 minutos cada dos años.
- Una química extraordinaria entre el grupo de actores, encabezados por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman.
- Guiones inteligentes con diálogos creíbles -fluidos, mordaces, sarcásticos, y sutiles- que juegan constantemente con el intelecto del espectador.
- Una calidad cinematográfica altísima, con efectos visuales creativos que funcionan -nada estrambótico por supuesto- y un recorrido inigualable por las ajetreadas calles de Londres.
- Un coqueteo sutil con las emociones y expectativas del televidente con giros inesperados en cada episodio.
- Para el amante de las historias de Arthur Conan Doyle, hay referencias muy bien planteadas del original, sin demeritar su calidad y al mismo tiempo, se aprovecha de manera respetuosa cualquier posible hueco en las narraciones.
No hablemos más. Si quieren ver algo bueno, no le den vueltas al asunto. Este programa de televisión puede ser un deleite. Todo depende de su punto de vista.
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