Traducción libre de la entrevista de Gary Oldman con Benedict Cumberbatch para la revista en línea Interview [por Lu V.]
Los poderes de transformación de Benedict Cumberbatch son tales que no es sólo el actor más ocupado de la actualidad, sino que también ha atraído a una muy particular, pero cada vez mayor legión de eufóricas fans; muchas de ellas seducidas por una sucesión de roles aptos para Comic-Con, como Star Trek Into Darkness(2013), la serie de la BBC Sherlock, y las películas Hobbit de Peter Jackson, las cuales se autodenominan «Cumberbitches» (la alegre descripción de @Cumberbitches en Twitter: “la sociedad más gloriosa y elusiva para la apreciación de esa bomba sexual de pómulos altos y ojos azules que es Benedict Timothy Carlton Cumberbatch”). Sin embargo, Cumberbatch se está sometiendo a su quizá más radical metamorfosis (el énfasis en radical) para retratar al notoriamente quisquilloso guerrero por la liberación de la información y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, en el nuevo filme de Bill Condon, The Fifth Estate. Basada en dos libros –Inside WikiLeaks: My Time With Julian Assange at the World’s Most Dangerous Website, de Daniel Domscheit-Berg, y WikiLeaks: Inside JulianAssange’s War on Secrecy, por los periodistas británicos David Leigh y Luke Harding – The Fifth Estate se concentra en los primeros días de WikiLeaks, trazando la formación y subsecuente ruptura en la relación de Assange con su alguna vez subdirector Domscheit-Berg (interpretado en la película por Daniel Brühl), quien dejó la organización después de chocar con Assange al acumularse la presión después de publicar una enorme provisión de documentos y archivos suministrados a WikiLeaks por el soldado norteamericano Bradley Manning (Manning fue procesado por múltiples cargos, incluyendo violaciones al Acto de Espionaje, en julio de este año, y ha cambiado su nombre a Chelsea, de acuerdo con su deseo de vivir como mujer).
Después de leer un primer borrador del guión, Assange, quien está como refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde 2012, mientras pelea su extradición a Suecia para enfrentar acusaciones de acoso sexual, ha llamado al filme “un ataque masivo de propaganda”, y en septiembre, justo antes del estreno de la película, WikiLeaks pubicó un memorándum llamándola “irresponsable, contraproducente y dañina”. Assange incluso escribió una carta en respuesta a la petición de Cumberbatch de reunirse con él, en la cual le imploró al actor que renunciara al proyecto, diciendo “creo que me gustaría conocerte… creo que eres una buena persona, pero no creo que ésta sea una buena película… creo que va a ser abrumadoramente negativa para mí y para la gente que quiero. Está basada en un libro engañoso, de alguien que tiene una vendetta en contra mía y de mi organización”.
Por su parte, Cumberbatch, quien nunca se ha reunido con Assange, piensa que el voluble australiano es un figura “brillante” y “notable” para meterse en su piel (‘inhabit’, siento que en el sentido de interpretarlo) – adjetivos que las Cumberbitches podrían muy bien utilizar para describir su sorprendente creciente volumen de trabajo. Por supuesto, su campo de pericia se extiende más allá del universo de los géneros para nerds: el hijo de los actores Timothy Carlton y Wanda Ventham, Benedict Cumberbatch, de 37 años, cuenta con un extenso currículum de trabajo galardonado en cine, teatro y televisión, incluyendo más recientemente apariciones en War Horse, de Steven Spielberg, y Tinker,Tailor, Soldier, Spy, de Tomas Alfredson (ambas de 2011). Se habrá transformado para la pantalla en al menos otras tres ocasiones antes de terminar el año, apareciendo como dueño de esclavos en 12 Años Esclavo de Steve McQueen, basada en las memorias de Solomon Northup de 1853; como el apocado “Little” Charles Aiken en la adaptación cinematográfica de la obra ganadora de los premios Pulitzer y Tony, August: Osage County, y como el Nigromante y el dragón Smaug en The Hobbit: The Desolation of Smaug.
Cumberbatch estuvo en Londres recientemente y se reconectó con su co-estrella en Tinker, Tailor, Soldier, Spy, Gary Oldman, quien se encontraba en un viaje de pesca en el oeste de Francia.
GARY OLDMAN: ¿Me puedes escuchar, Cumby? Tengo un leve silbido en la línea, pero me las arreglaré.
BENEDICT CUMBERBATCH: Suenas distante.
OLDMAN: Estoy en Saint-Martin-de-Ré en un viaje de pesca.
CUMBERBATCH: ¡Oh, qué agradable e increíble!
OLDMAN: Estoy con mi familia y nos estamos preparando para hacer un poco de pesca en el océano.
CUMBERBATCH: ¡Oh, me da tanta envidia!
OLDMAN: En fin, hablaré.
CUMBERBATCH: ¡Proyecto!
OLDMAN: Usaré mi voz grande. Como solía decir mi antiguo maestro, “escuchemos esa agradable, gran voz de tercer año”. Bien, ¡buenos días!
CUMBERBATCH: ¡Buenos días, entrevistador!
OLDMAN: Déjame comenzar con ésta… (ruido) ¿Hola? ¿Hola?
CUMBERBATCH: Perdón, Gary, me perdí lo último. Pasamos por un túnel (ambos ríen).
OLDMAN: ¿Me escuchas bien?
CUMBERBATCH: Sí, muy bien ahora. ¿Me puedes escuchar bien?
OLDMAN: Sí. Tuve que bajar hacia un muelle. Ahora estoy en un bote.
CUMBERBATCH: (ríe) ¡Me encanta!
OLDMAN: En fin, quería comenzar con una historia sobre John Lennon que se relaciona con una pregunta que te tengo: hay una historia sobre cómo Lennon fue una vez al cine a ver una película de Elvis Presley. Cada vez que Elvis aparecía en la pantalla, las chicas del público gritaban, por lo que Lennon vio ahí a Elvis y pensó: “Ése es un buen trabajo. Quiero hacer ese trabajo”. Mi pregunta es: ¿hubo un momento transformativo en el que estabas ya sea viendo algo o actuando en una de tus primeras obras, y dijiste “di positivo para el mal de teatro”? ¿Tuviste un momento así?
CUMBERBATCH: Bueno, hubo un par de indicios o momentos cuando las piezas del rompecabezas comienzan a encajar. El primero del que soy levemente consciente -es más una memoria colectiva de mis padres porque yo era muy joven- fue cuando fui a visitar a mi madrina, quien estaba en Stratford en ese entonces, y dejó que me parara sobre el escenario. Solo recuerdo ver hacia la oscuridad y me jaló en lugar de alejarme, si sabes a lo que me refiero. Me dio una verdadera energía y emoción el pensar sobre comunicarme a través de eso, en lugar de darme la media vuelta e irme a casa para tomar una taza de té y dejárselo a alguien más. Y como adultos, sólo se miraron entre ellos con las cejas levantadas, los tres actores, y dijeron “Oh, Dios” (ríe).
OLDMAN: “Es uno de los nuestros”.
CUMBERBATCH: “Es uno de los nuestros, ¡oh, mierda!”. Tuve padres que eran actores con trabajo, a quienes les fue bien en sus carreras, pero era una forma de ganarse la vida. Así que fue una realidad para mí al crecer; no era una fantasía. No estaba ahí sentado diciendo: “Quiero ser adorado”. No fue para nada así. No que los gritos de los fans no te saquen una sonrisa, pero ese nunca fue el jalón para mí. Así que es otra menos en la lista de comparaciones entre mí y John Lennon (ríe). Y pienso en otro momento cuando era ya más grande. Básicamente, en la escuela tenía un gran energía caótica; mi concentración estaba por todas partes.
OLDMAN: Probablemente eras creativo. Los franceses dirían “estabas en la Luna”.
CUMBERBATCH: Sí, estoy en la Luna. Exactamente.
OLDMAN: Soñando.
CUMBERBATCH: Sí, un poco soñador. Pero mis maestros probablemente lo hubieran llamado TDA (Trastorno del Déficit de Atención), o simplemente un dolor en el trasero. Pero los maestros más inspiradores y visionarios me dieron un foco de atención y fue papeles en obras. Pero tuve que ganármelas, no fue solo porque era hijo de Wanda y Tim. Pude haber sido malísimo. Eso no está necesariamente en los genes. Pero mis maestros vieron mi energía y pensaron, bien, quizá si le damos un foco de atención, probablemente correrá con el balón. Y estuvieron totalmente en lo cierto. Así que ahora me toca ser Elvis. Todavía me hace sonreír que me paguen por actuar, y más por hacer la clase de trabajo que estoy haciendo a este nivel y tener verdaderas opciones. Estoy en ese minúsculo porcentaje de nuestra fuerza de trabajo que realmente está empleado, ya no digamos la clase de trabajos que estoy consiguiendo.
OLDMAN: Es un porcentaje ridículamente pequeño. Cuando empecé, la gente decía que el 98 por ciento de la profesión está sin empleo en algún momento determinado.
CUMBERBATCH: Sí. Pienso que en la generación de mis padres, todavía se veía un poco de habilidad especializada. Fue la piedra angular del nacimiento de los actores de la clase trabajadora que salió del Royal Court Theatre, como tú.
OLDMAN: Sí. Todo giraba alrededor de puertas francesas.
CUMBERBATCH: Y dramas de salas de estar. Quiero decir, no era un trabajo de abrir y cerrar, todavía había competencia. Pero mi propio padre diría que era mucho más fácil.
OLDMAN: Había más trabajo.
CUMBERBATCH: Y había más trabajo y más de un puente hacia cómo podía comenzar una carrera, con agente y trabajo en teatro, un poco de tele, algo de cine y radio. Pero ahora la generación que sigue de mí nació en un mundo en el que si eres un chico con talento bruto, puedes llegar y conseguir un protagónico en una película de Scorsese. No tienes que probarte a ti mismo trabajando en las filas, interpretando los clásicos y obteniendo el canon bajo tu cinturón de la forma como lo hicieron Señores y Damas de la generación de mamá y papá –los (Ben) Kingsleys y (Helen) Mirrens y (Anthony) Hopkins es y gente de esa clase. Sonaría como un ritual arriesgado, pero otro momento principal para mí fue cuando mi papá me dio su bendición. Acababa de interpretar a Salieri en una producción de Amadeus en la universidad y me miró a los ojos y me tomó de los hombros y dijo: “tú eres ahora mejor de lo que yo siempre fui o seré. Creo que tendrás una vida maravillosa y una carrera como actor y apenas puedo esperar a ser parte de eso y verlo”. Y yo más que nada rompí en lágrimas. Qué enorme cosa para un hombre decirle eso a su hijo. Es decir, no sólo de actor a actor, sino darme esa especie de mensaje “bendigo el barco y todos los que zarpen en él”… ¿Cómo reaccionaron tus padres hacia lo que te interesaba? ¿Te dieron su bendición?
OLDMAN: Bueno, mi papá no estaba. Cuando decidí que quería ganarme la vida actuando -no sé en realidad de dónde vino, ya que no había obras en la escuela ni nada de eso- mi mamá me dio su bendición. Tuve que conseguir una beca, fue la única manera como pude asistir a la escuela de drama. Pero ella nunca dijo “eso es ridículo”, o “no puedes hablar en serio. No lo hagas”. Pero sí recuerdo estar viendo a Malcolm McDowell una noche en la televisión y fue como lo que los alcohólicos llaman un despertar espiritual o momento de claridad. Me dije, “¡Oh, Dios, quiero hacer eso!”.
CUMBERBATCH: Tuve muchos momentos como ese. Recuerdo estar viendo el Hamlet de (Kenneth) Branagh en el Barbican o The Madness of King George en el National. Recuerdo ver cosas brillantes en la televisión con mis padres, quienes buscaban buenos programas. Solíamos sentarnos, quizá con uno de sus amigos, como Donald Pickering, y hablar sobre eso y tratábamos de callarlo porque siempre decía “¡Oh, Dios! ¿qué está haciendo ella?” (ríe). Pero se sentía como todo un acontecimiento y me llevó desde donde estaba hacia ese mundo. También fui educado en un ambiente muy tradicional, con muchos textos, educacional, en el cual leer y la palabra y el guión -”La obra es la cosa”- fue mi escolaridad, así como mi entrenamiento. Sabes, tuve entrenamiento en teatro clásico. Fue solo un año, pero reforzó lo que siempre pensé sobre lo que se trataba: primero teatro, luego un poco de tele, y después posiblemente cine – si tienes suerte. Y esperemos que algo de radio para usar las pipas en ese medio porque amo la radio. Pero siempre llegué ahí a través del texto.
OLDMAN: Bueno, si hablas sobre los grandes actores y los gigantes que escribieron los textos del canon, hay algo de esa idea de trabajarse un lugar hacia arriba, desde ser asistente de director de escena a protagonista principal y poder moverse a través de esos textos. Sabes, un estudiante le preguntó una vez a Stella Adler si pensaba que Marlon Brando era el mejor actor del mundo y su respuesta fue “nunca lo sabremos” (Cumberbatch ríe). Ella siempre vio la medida de la gran actuación de la manera que un director dirige las grandes sinfonías o un pianista toca los grandes conciertos o un bailarín baila las grandes coreografías. Pero es fácil ser seducido por el cine.
CUMBERBATCH: Creo que lo que amé del cine -y no me refiero con solo películas, sino el cine clásico propiamente dicho- son los momentos extraordinarios que pueden ocurrir en pantalla. Al mismo tiempo, yo sí siento que el cine y el teatro se alimentan el uno al otro. Siento que puedes hacer un acercamiento en el escenario, y puedes hacer algo muy audaz y muy caracterizado -y me atrevería a decir, teatral– en cámara. Pienso que las cámaras y los puntos de vista cambian dependiendo de la intensidad e integridad de tu intención y enfocarte en eso.
OLDMAN: Amo la simple poesía del teatro, donde puedes pararte en un reflector y envolverte en un abrigo, y decir, “era 1860 y era invierno”…
CUMBERBATCH: Y te llevas a la gente contigo. Es increíble, esa sensación de comunicación directa. Se me dificulta mucho más sentarme entre mi propio público para ver una película, siempre se me ha hecho muy incómodo. Sé que le sucede a la mayoría de los actores, en especial con la primera vista. Creo que para la tercera vez que vi Tinker, Tailor, Soldier, Spy fue maravilloso, pude reclinarme y realmente disfrutar la película y disfrutar el haber sido parte de ella y no molestarme demasiado por verme a mí mismo en pantalla. No es humildad fingida, o yo tropezándome y murmurando,“¡oh, gracias!” y bajar la mirada. Estoy muy orgulloso del trabajo que hago, pero en verdad no me puedo involucrar con una audiencia tan tempranamente como lo puede hacer alguien que no es parte del filme. Así que está esta parte del teatro que me atrae, en donde das algo y la respuesta a lo que has creado es una comunión entre tú y lo oscuro que contiene tanta gente. Es emocionante no tener otro reflejo más que a través de la gente con la que te estás comunicando. Pero la gente pregunta, “¿qué prefieres?”, y yo no tengo una preferencia. Amo ambos. En verdad… (Oldman se desconecta). ¿Estás ahí? ¿Te perdí? Qué irónico. Te he perdido y estoy hablando en la oscuridad…
OLDMAN: (Oldman se reconecta) ¿Hablándole al vacío?
CUMBERBATCH: Literalmente (ríe).
OLDMAN: La manera cómo hemos conectado esta llamada, contigo en Inglaterra, yo en Francia y la llamada viniendo a través de América, el FBI…
CUMBERBATCH: Exacto. Es la idea del FBI del paraíso, esta conversación. Estamos triangulando.
OLDMAN: Hablando de lo cual, cuéntame sobre esa película de WikiLeaks que has hecho, The Fifth Estate.
CUMBERBATCH: Está basada en la idea de que el cuarto poder son los medios impresos tradicionales, pero con el amanecer de esta época en la que estamos entrando -y que aún estamos tratando de comprender- la información puede ahora ser diseminada en una forma más pura. Así que la idea de que la gente filtra información no se limita a los soplones, también es sobre cómo las personas que reciben esta información puede entonces procesarla. Es información en bruto, sin edición y por lo tanto, es información que te permite ser el juez. No está formateada para un documento que tenga una inclinación política o una necesidad de vender o alguna atadura comercial. El aspecto del soplón es una enorme parte de eso, pero también es sobre cuestionar la regla o la ley y las estructuras de poder que rigen nuestras vidas. Y por eso se llama El Quinto Poder, es la idea de una evolución en ese proceso. Obviamente, los medios impresos han estado al frente para regular o cuestionar, pero ha llegado esta nueva ola de tecnología.
OLDMAN: Que es por lo que una película como ésta no podría ser de más actualidad.
CUMBERBATCH: Creo que permanecerá actual. La gente está diciendo “¿No sientes que perdiste un poco el barco ahora que se ha presentado toda esta evolución de la historia, con el juicio de Manning y con (Edward)Snowden?” En absoluto. El debate comenzó y esto solo prueba que no es una cuestión que desaparecerá. Los derechos humanos individuales es un tema masivo y es un debate increíblemente complejo y rico. Y espero que el logro de nuestra película sea el darle poder a la gente -como era la intención de WikiLeaks- para que busque su propia verdad con la información que hemos dado en la película, o con la versión de información que hemos dado en la película. Mientras que está basada en hechos reales, como en cualquier película, hay compactación y eventos que no involucraban a ciertos personajes que para fines de dramatización tenían que estar ahí para la versión de un período de tres años, de 2007 a 2010, que estamos retratando. Así que en realidad está basada en la relación entre Julian Assange y uno de sus voluntarios fundamentales, Daniel Domscheit-Berg y cómo esa relación se tuerce y por qué. Pero abarca al creciente WikiLeaks no tan conocido fuera de la comunidad de hackers, y aún dentro de esa comunidad, todavía no se le conocía como la victoriosa herramienta en la que se convirtió hasta después de 2010 por haber distribuido las revelaciones más impactantes del material (filmado) del “Homicidio Colateral” de los diarios de guerra de Iraq y Afganistán o los cables diplomáticos.
OLDMAN: ¿Te encontraste con Julian Assange?
CUMBERBATCH: No, no nos vimos. No quiso verme porque no quería justificar la película, lo cual respeto por completo. En su predicamento, necesita distanciarse de todo lo que no sea la verdad que sus abogados buscan para protegerlo, su versión de los hechos. Él sintió que las dos versiones en la cual está basada la película eran nocivas y perjudiciales para su causa y la gente involucrada en su causa, lo cual fue duro de escuchar. Hizo cuestionarme lo que estábamos haciendo y por qué lo estábamos haciendo, pero creo que estamos justificados, porque como le dije, creo que se sorprenderá sobre qué tan solidario es el retrato de él y de WikiLeaks. No se supone que sea una película para galvanizar a la gente polarizada hacia un argumento unilateral; es sobre abrir el debate y hay gran sofisticación en ambos lados de la valla – siendo la valla en esta película el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Pero me encantaría reunirme con él. Siento mucha admiración hacia él y no es un secreto que no haya dicho anteriormente. Soy un actor interpretándolo en un filme, así que por supuesto siento empatía por su estado mental y sus creencias. Pero hice mi trabajo desde lejos. Trabajé como si fuera desde una fotografía más que desde una clase de vida. Hay muchísimo material y filmación sobre Julian. Si crees que hay muchos sitios de internet sobre mí, deberías ver cuánto material hay sobre Julian y con Julian.
OLDMAN: ¿Fue un personaje interesante de habitar?
CUMBERBATCH: ¡Oh, Dios, sí! Creo que el reto estuvo en dar algo de él que nadie ha visto, lo que es probablemente, para él, lo más difícil de ver. Soy yo tratando de develar lo que no hay en ninguna de esas entrevistas o de su imagen pública. Si lo logré o no, no lo sé. Él está obligado a tener un conflicto al respecto. Pero es un tapiz muy rico y en el centro está este personaje verdaderamente enigmático. Así que tratar de ubicarlo y meterse en la piel de alguien que es tan lejano a mí físicamente, emocionalmente, intelectualmente, culturalmente… él fue criado en Australia por una madre soltera y escapó de un culto y tiene este brillante, rebelde intelecto que lo llevó a través del mundo de los hackers a ser el líder de la idea más extraordinariamente revolucionaria en los medios: la página web de informantes donde la información puede dejarse anónimamente y ser diseminada al público, libre y sin la intromisión de ningún otro intermediario. Es un ser humano sumamente excepcional para tratar de sacarlo adelante, de entender correctamente las motivaciones y los instintos y el tipo de transfondo emocional. La mayoría de la gente lo conoce solo como el hombre en su actual predicamento, la versión de tabloide, el bicho raro de cabello blanco encerrado en una embajada, buscado por violación. Y realmente hay algo que celebrar de él y explorar de él, lo cual es mucho más rico que esas pinceladas generalizadas. Bill Condon y yo nos reunimos y él también es un hombre brillante. En esta película ha armado este casi imposible rompecabezas intelectual. Y creo que será una obra provocadora y políticamente resonante.
OLDMAN: Es una historia que continuará teniendo piernas. No se irá muy pronto.
CUMBERBATCH: No, no en absoluto. Creo que el público americano, ahora que sabe sobre estos debates -por Snowden en particular así como por Manning- ahora está diciendo “espera un momento, ¿por qué necesitan saber todo lo que le estoy diciendo a la tía Deidre en Wisconsin cuando hablamos sobre si consiguió las cortinas correctas? Si se nos quita nuestro derecho a la privacidad, ¿entonces han ganado los terroristas?” Es un argumento muy complejo. Por supuesto que queremos que atrapen a los malos y creo que ahora con los fundamentalistas, esa gente que toma las creencias con una absoluta falta de humor o empatía hacia otro punto de vista que no sea el suyo, ellos, para mí, son el enemigo. Y esa gente nace de extremos desesperados. Así que no es sobre política. Es fascinante ver que la administración de Obama está respondiendo a ello y será interesante ver lo que hace Inglaterra. Personalmente, si están escuchando esta conversación, entonces el principio es perturbador. Es lo que podrían hacer con la información que recogen de una conversación inofensiva que no es por lo que están escuchando: creo que eso es la verdadera trampa. Pero han cerrado redes terroristas y es cada vez más difícil para ellos debido a la comunicación móvil. Te hace pensar que su trabajo es imposible. Y si han salvado vidas de civiles inocentes a través del monitoreo de nuestras llamadas telefónicas, entonces ¿en verdad estoy tan molesto porque alguien sepa que hablé contigo sobre el proceso de actuación o porque ordené un sandwich o por porque me puse agresivo sobre algo con alguien? Si estamos hablando de personas que nos escuchan para checar que no estamos planeando un ataque terrorista, pues que así sea. No lo estoy aprobando, pero puedo ver las justificaciones. Es muy complejo.
OLDMAN: Ni siquiera sé cómo sentirme sobre Snowden, de alguna manera. Parte de mí siente que si vas a ser un soplón, entonces hazlo, pero mantente firme. Enfrenta las consecuencias. No huyas.
CUMBERBATCH: Sí, pero al mismo tiempo, él tiene mucha más información. Eso es lo que siento. No es sólo que la haya filtrado, tiene mucho más. Así que se trata de lo que podrían hacerle. Podrían simplemente encerrarlo y tirar la llave. Pero necesitamos enfrentarnos a eso. Es una realidad de nuestras vidas, necesitamos saber. En fin, es tan fácil quedarse atrapado en esto y no soy un soldado y no soy político y no soy espía: soy un actor.
OLDMAN: ¿Puedes imaginarte a la gente espiándonos? Un par de adorables…
CUMBERBATCH: Pescando, hablando sobre el proceso (de actuación) y nuestra profesión.
OLDMAN: No hay amenaza aquí.
CUMBERBATCH: Creo que seríamos excelentes espías por eso, más que (Guy) Burguess vagando y diciendo por ahí “soy un espía” y nadie que le crea. Seríamos una opción tan mala que sería un gran engaño.
OLDMAN: En fin, ¿estás planeando regresar al teatro? (ambos ríen).
CUMBERBATCH: Bueno, en este momento estoy también preparando The Imitation Game, el filme que estoy haciendo sobre Alan Turing. Pero estoy planeando hacer algo de teatro el próximo año, pero no sé cuándo, así que tengo que ser un poco reservado.
OLDMAN: Así que serás cauteloso sobre eso.
CUMBERBATCH: Sí, pero está en preparación en este momento.
OLDMAN: Bien, veo que la costa se esfuma y el océano nos hace señas.
CUMBERBATCH: La llamada de los marlines.
OLDMAND: Déjame hacerte una última pregunta: Benedict Cumberbatch, tus películas se están incendiando y tienes que correr para poner a salvo una escena…
CUMBERBATCH: Oh, Dios. ¿Una escena? Qué martirio.
ODLMAN: Una escena.
CUMBERBATCH: ¿Solo mis películas? ¿O en una película en particular?
OLDMAN: Tu trabajo. ¿Qué de tu trabajo tomarías del fuego?
CUMBERBATCH: Cristo. Eso es difícil. Es una pregunta brillante, pero no sé… un momento de postal para mí, porque hay tanta resonancia detrás -y Gary Oldman, esto te concierne- sería al final de Tinker, Tailor, donde tú y yo cruzamos de frente en la oficina… no debería decir la oficina, no se llama oficina…
OLDMAN: En el circo.
CUMBERBATCH: En el circo. Pasamos de frente y hay una mirada de complicidad. Y justo cuando paso frente a ti, sonrío, sabiendo lo que significa, sabiendo por todo lo que pasamos para lograr eso, sabiendo lo que podría ser para ambos. Sí, ese momento significa mucho para mí. Creo que definitivamente ese sería uno de ellos. Y hay otros, pero por razones muy diferentes. Pedazos donde digo “Sí, está bien. Puedo vivir con eso”. Hay uno o dos momentos de deducción en Sherlock. Hay momentos, como cuando estoy en la azotea, también con John (Watson, interpretado por Martin Freeman). Hay toda una escena en Parade’s End -porque amo tanto, tanto ese personaje- que me gustaría conservar. Es un momento en el segundo episodio, creo, cuando estoy hablando con Valentine, la mujer que amo y con la que tengo una profunda conexión, pero tengo que negar mis sentimientos por ella por mi sentido de honor hacia mi esposa, mi siempre autodestructiva, saboteadora esposa. Y es la escena en la que le digo que me voy a la guerra. Todo es un caos, pero la escena es sobre lo que soy, lo que represento, lo que es mi país. Seré muy feliz si lo muestran en mi especie de “aquí hay un actor y aquí hay algo delo que hizo”. Sería muy feliz que se mostrara ese momento. Bueno, te dejo con tu momento de “necesitaremos un bote más grande”.
OLDMAN: Sí, necesitaremos un bote más grande.
GARY OLDMAN ES ACTOR DE TEATRO Y CINE Y HA APARECIDO EN PELÍCULAS COMO SID & NANCY(1986), JFK(1991), BRAM STOKER’S DRACULA (1992), Y LA TRILOGÍA DE DARK KNIGHT. PRONTO SALDRÁ EN ROBOCOP DEJOSÉ PADILHA, CUYO ESTRENO ESTÁ PREVISTO PARA FEBRERO DE 2014.