La entrevista con el Hollywood Reporter, ésa que no fue bien.


En esta entrevista que Lu V ha traducido para ustedes, Cumberbatch vuelve a tocar otros temas de los que ya ha hablado anteriormente, pero como lo dice el título, ésta no fue muy bien. Es obvio que se impaciente ante tantos temas que el reportero Stephen Galloway aborda de manera inadecuada, y ése es el valor de esta entrevista, que Benedict no fue tan amable como es su costumbre. Pueden encontrar el documento original (aquí)

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Las confesiones de Benedict Cumberbatch

La estrella de la portada del nuevo ejemplar del ‘A-List’ de The Hollywood Reporter –que aparece en cuatro películas este otoño, incluyendo los contendientes para premios “August: Osage County” y “The FifthEstate” – revela cómo fue secuestrado a punta de pistola, lo que piensa de los rumores sobre “Star Wars” y de ser el foco de atención: “¿Es gay? ¿no se puede comprometer a una relación? Toda esta mierda especulativa”.

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Portada del Hollywoord Reporter de septiembre del 2013.

Llevo 45 minutos entrevistando a Benedict Cumberbatch, y francamente, no está yendo bien.

El actor inglés de 37 años se sienta encorvado dentro de un diminuto remolque, su delgada complexión envuelta en la formal ropa del Sherlock Holmes de los tiempos modernos, sus insólitos ojos azules alertas al peligro. Desprecia los encuentros con los medios de esta índole, especialmente cuando lo fuerzan a salirse del set de filmación de su serie de la BBC Sherlock, que hoy se filma en la base del Ministerio de Defensa cerca de Cardiff, en Gales.

El martilleo de pistolas ametrallan el aire mientras soldados británicos reales se preparan para una posible guerra; agitación en el Medio Oriente días atrás motivó a Cumberbatch a garabatear una nota para su séquito de paparazzis, ordenándoles: “Vayan a fotografiar Egipto y muestren al mundo algo importante”. Pero ahora su mente se encuentra de mala gana en algo más: esta entrevista.

Hemos saltado de un tema a otro, desde su nueva película, The Fifth Estate (en la cual interpreta al fundador de WikiLeaks, Julian Assange); a sus estudios en Harrow, una de las escuelas privadas líderes en Gran Bretaña; hasta su juvenil aventura amorosa con el teatro. Las preguntas han estado todas dispersas, y así lo han estado las respuestas. El actor ha acusado con razón a este reportero de “zigzaguear”. Yo, en cambio, le he sugerido que él se ofusca en sus respuestas.

“Estás diciendo que estoy utilizando símbolos huecos, lo cual no es cierto”, dice.

Yo: “No dije eso, ‘símbolos huecos’”.

Cumberbatch: “Bueno, ‘ofuscar’ es una distracción de la verdad”.

Yo: “No va tan al fondo de la verdad”.

Hay un silencio incómodo.

Convenimos en volver al principio, y curiosamente, todo cambia. De repente, Cumberbatch está presente y alerta, como si el quisquilloso Holmes se hubiera retirado, revelando una persona mucho más amable y emocional mientras revive el mayor trauma de su vida, cuando fue secuestrado hace casi una década y retenido a punta de pistola.

«Estábamos en Sudáfrica, en KwaZulu-Natal, este maravilloso distrito al norte de Durban”, evoca de la noche cuando él y dos amigos manejaban de regreso al set de la miniserie de 2005 To The Ends Of The Earth después de un fin de semana buceando. “Hacía frío, y estaba oscuro. Me sentía descompuesto. Estábamos cautelosos porque ese era un lugar notoriamente peligroso para manejar. Entonces, puf, la llanta delantera derecha se poncha. Así que sacamos la de refacción, pero eso implicaba sacar todo nuestro equipaje. Éramos presa fácil,como anunciando no necesariamente riqueza (prosperity), pero sí materialismo”.

Mie1236041_639611719405471_650332566_nntras los amigos cambiaban la llanta, seis figuras armadas emergieron de la oscuridad. “Decían ‘¡bajen la mirada! ¡Bajen la mirada! ¡Pongan las manos en sus cabezas! ¡Vean hacia el suelo!’ y empezaron a registrarnos y dijeron: ‘¿Dónde está el dinero? ¿Dónde están las drogas?’ -habíamos fumado un poco de yerba- ‘¿Dónde están sus armas?’, y en ese punto, esta adrenalina de pelea o huída explotó en mi cuerpo. Yo estaba como ‘¡Oh, ching–, ya nos ching–os!’”.

Lágrimas brotan de los ojos de Cumberbatch mientras relata cada petrificante detalle, explicando cómo los secuestradores lo sacaron a él y a sus amigos del camino y entonces, cuando el actor protestó porque sus extremidades atadas estaban perdiendo sensación, lo jalonearon afuera del auto y lo lanzaron a la cajuela. Finalmente se detuvieron en medio de la nada y lanzaron a Cumberbatch al suelo. Muy tarde en la noche, él seguía aterrorizado. “Estaba asustado, realmente asustado. Dije: ‘¿Qué nos van a hacer? ¿Nos van a matar?’ Temía mucho que me fueran a violar o a vejarme (molest), o a torturarme, o que se divirtieran conmigo de alguna forma, algún acto de control y salvajismo”.

Al final, sin explicación, los asaltantes dejan ir a sus presas, escabulléndose hacia la noche, después de lo cual Cumberbatch redescubrió el auténtico milagro de estar vivo. “En verdad, en verdad, enriquece tus valores en la vida”, dice. “Es increíblemente importante”.

Entonces regresa lo quisquilloso, y arremete contra mí como uno de “ustedes” (es decir, periodistas) quienes probablemente no añadirán qué tan conmovedor fue cuando un par de manos -las de un perfecto extraño- lo tomaron para salvarlo. “Contemplé la cara de este hombre negro, y lloré de gratitud”, cuenta antes de regresar a lo que dijo sobre los valores enriquecedores. “A la ching—. Si es un cliché, no me importa”. Benedict Cumberbatch es de lo más complicado.

Tanto en extremo intelectual como intensamente emocional, ha enfrentado la muerte y sin embargo pone su vida en riesgo mediante su pasión por el paracaidismo y manejando motocicleta a alta velocidad. Perseguido por las mujeres, permanece soltero y de cierta forma es solitario, aunque pasó años en una relación con la actriz británica Olivia Poulet, a quien conoció cuando estudiaba en la Universidad de Manchester.

De golpe y porrazo, puede cambiar de gélido a incandescente, de digno a indignado. “Él encarna las contradicciones de Julian Assange”, dice el socio de DreamWorks Stacey Snider. “Es clásico y moderno, es cerebral e intuitivo, te atrae hacia él y a veces te mantiene a distancia. Eso es lo que lo hace singular y totalmente cautivador”.

Cumberbatch habla de sentirse atraído hacia lo “trascendental” y se autonombra budista (al menos “filosóficamente”), pero igual de fácil puede dejar todo eso, convertirse en Holmes e “imaginarme fingir mi propia muerte”.

Vive en un apartamento en el norte de Londres, el cual describe como minimalista y ecléctico (“Me gusta la luz; no hay un solo cuarto en la casa que no tenga una ventana”). Ve algo de televisión, incluyendo Breaking Bad y The Killing, pero no mucho. Profesa una profunda admiración por Stanley Kubrick, el tema de la tesis que escribió en la universidad sobre “cómo dentro de un tema variado su visión del mundo está aún muy unificado”.

BC Hollywood rep 3Tiene debilidad por la música, particularmente por la banda islandesa Sigur Ros: “Me transporta. Me da un paisaje mental que es muy inspirador. Me brinda espacio en mi cabeza donde puedo imaginar gran emoción y profundidad”.

Parece ser parte de este mundo y al mismo tiempo estar fuera de él, con un anticuado gusto por los libros (prodiga halagos por Parade’s End de Ford Madox Ford, la base de una miniserie de HBO por la cual recibió una nominación al Emmy) y desprecio por el internet, donde la fuerte crítica “es horrible. No puedes ganar. Es como una nueva forma de bullying. Lo encuentro bastante despreciable”.

Antes de convertirse en un favorito de internet de la noche a la mañana después del estreno de Sherlock en 2010 con ratings increíbles, Cumberbatch parecía estar relegado a ser un ‘actor de actores’, atrayendo elogios por su interpretación de Stephen Hawking en la película para la televisión sobre este científico y ganando notoriedad por papeles en películas tales como Atonement y War Horse. Pero fue catapultado a otro nivel de fama por su trabajo en la creación moderna de Arthur Conan Doyle.

Snider dice que está en lo más alto de la lista de DreamWorks para casi cualquier proyecto que no sea una comedia abierta (broad comedy). Su sorprendente habilidad para autotransformarse, junto con su intensa preparación (incluso estudió violin antes de abordar a Holmes) lo han hecho uno de los actores más admirados del mundo.

Pero los requisitos del estrellato aún le parecen ajenos, y es escéptico en cuanto a su atractivo con sus admiradoras, describiendo cuán extraño es estar rodeado de retratos de él mismo que las fans le han dado: “me quedé con un par y son asombrosos, son dibujos realmente bellos, y el resto los he tenido que regalar. Y he dicho a fans: ‘Mira, me siento muy halagado, ¿pero qué esperas que haga con esto? Piénsalo.¿Te gustaría estar en un cuarto rodeado de dibujos de ti? Es un poco raro”.

Una de esas fans se salió de control y espió a Cumberbatch en su casa desde un edificio cercano, twitteando sus movimientos mientras se quitaba la camisa y se ponía otra. La experiencia lo sacudió hasta la médula. Llegando a aceptarlo, dice que es “un proceso en marcha. ¡Pensar que alguien sabía todo lo que hacía en un día y que le dijera al resto del mundo en tiempo real!”

Añadan a eso el malestar del actor con la autodefinición de las fans como “Cumberbitches” (“Algunas de ellas ahora se llaman el Cumbercollective; ese nombre es un poco menos ofensivo”), y no es difícil pensar en Cumberbatch como una estrella reacia, o una que todavía debe reconciliar su vida privada con la pública – vidas que cada vez más se van entrelazado en lo que los medios británicos y los ‘trolls’ de internet escrutinan cada movimiento.

BC Hollywood rep 1“No soy como Sherlock”, dice: “No tengo su mentalidad categorizante”. Cumberbatch añade: “Ahora soy perseguido por: ‘pero ¿él quería hijos y ahora, no?, ¿qué pasó?, ¿es gay?, ¿no puede comprometerse en una relación’ y toda esa mierda especulativa. »Llega un punto donde sólo digo: ‘Ya dije todo lo que tenía que decir’.

Si Holmes coloca a Cumberbatch en el mapa global, es Assange -el personaje de TheFifth Estate– quien podría consolidar su estrellato, con el papel que llega sólo meses después de su aclamado giro como el villano en Star Trek Into Darkness.

Cumberbatch escuchó sobre el papel “en la fiesta de cumpleaños de alguien. Caminé hacia afuera, y mis dos agentes [está representado en Hollywood por Billy Lazarus de UTA] estaban como ‘¡Wooooo! ¡Noticias muy excitantes!’ Y dije, ‘¿Qué? ¿qué?’ No tenía ni idea. Y ellos dijeron, ‘DreamWorks te quiere ofrecer a Assange’”.

Mientras se preparaba, hizo todo lo posible por contactar a Assange. Aunque nunca se conocieron en persona, ambos se comunicaban por ‘e-mail a través de un amigo, básicamente’, explica Cumberbatch, cauto en revelar los detalles. “Estaba muy deseoso de que yo no hiciera el filme, y el resto de cierto modo queda entre nosotros, en verdad”.

Parece solidario con el hombre que ha sido vilipendiado en los medios occidentales y que ahora está viviendo en la embajada de Ecuador en Londres mientras Suecia intenta extraditarlo bajo cargos de asalto sexual. “La cosa es ésta: tengo un profundo respeto por Julian”, dice. “También tengo profundo respeto por las necesidades de las naciones de tener secretos en circulación (a currency of secrets) para que exista la democracia occidental y para derrotar a los fundamentalistas. Y no creo que Julian esté interesado en que triunfen los fundamentalistas”.

Los intereses y acciones de Assange continuaron desarrollándose durante el rodaje, que tuvo lugar mayormente en Bélgica a principios de este año. “Cuando estás interpretando a alguien que está en el ojo de la tormenta, de repente te vuelves increíblemente consciente de ese mundo particular, esos asuntos particulares”, dice Cumberbatch. “Y las noticias seguían estallando sobre [la fuente de WikiLeaks, el soldado Bradley Manning]. Había esta estática en el aire todo el tiempo”.

Y no sólo estática,dice el director Bill Condon: “Tenías esta extraordinaria situación para un actor en los últimos días de ensayos, donde está tratando de «sintonizar» a Assange al mismo tiempo que el Assange real le está rogando salirse de la película. Puedes imaginarte la presión que eso le puso. Pero él lo manejó con una elegancia y tenacidad extraordinarias”.

Cumberbatch creció en la clase media de Londres, pero asistió a Harrow. Sus padres querían que fuera abogado, a pesar de que son actores; en cambio, su hijo se enamoró del oficio mientras estaba tras bambalinas en una de las obras de su madre Wanda Ventham. Sin embargo, en lugar de saltar a la actuación cuando dejó Harrow -y antes de estudiar drama en Manchester- pasó meses dando clases en un monasterio tibetano.

“A veces era muy solitario, pero también fue muy completa (inclusive)”, dice. “Hubo esta increíble experiencia de sólo pensar propiamente por primera vez, ‘¡Oh, Dios! Hay tanto que está sucediendo allá’”. Cumberbatch aún medita, pero “10 minutos cada tercer semana, prácticamente. Es muy esporádico. Pero todavía intento”.

No está claro qué dirección tomará la carrera de Cumberbatch aparte deSherlock, para el cual se comprometió a otra temporada después de la actual (asegura no saber por cuánto tiempo él continuará después de eso). En cualquier caso, parece estar preparado para convertirse en uno de los actores más memorables de Gran Bretaña.

FN0A3264Ha tenido sus películas de alto presupuesto, con Star Trek y una parte como la voz de Smaug en la trilogía Hobbit de Peter Jackson, mientras continúa aceptando proyectos menores enfocados en los personajes. Aparece en 12 Años Esclavo (la cual se proyectó en Toronto con el aplauso de la crítica, junto con Estate), y August: Osage County de The Weinstein Co. En la primera interpreta a un compasivo dueño de esclavos; en la última, al hijo intimidado de Chris Cooper.

Aunque su trabajo en 12 Años Esclavo fue breve, el director Steve McQueen estaba impresionado. “Hay una dignidad en él, una rectitud”, dice. “Es un verdadero caballero, y no hay muchos. También hay una ‘britanidad’ en él que es muy chapada a la antigua, y no me refiero a estirado (I don’t mean it in a stuffy way) – de una manera muy real y acogedora. No hemos visto gente como esa en mucho tiempo”.

Cumberbatch dice que le gustaría aparecer en una película que Gary Oldman está planeando dirigir, pero es cauteloso en lo que se refiere a preguntas sobre la próxima película de Star Wars, a pesar de rumores de que se unirá al elenco: “No lo sé. Quién sabe, ¿quién sabe? Nada se sabe de eso. Trabajé con J.J. [Abrams, quien dirigió Star Trek Into Darkness y ahora está preparando Episode VII]. Obviamente, él sabe. Todos los que quieren ser parte de esa película saben”.

Insiste en que StarWars no tuvo nada que ver con su reciente decisión de salirse de Crimson Peak de Guillermo del Toro. “En lo absoluto. No, no, no, no. No tuvo nada que ver. Fue entre Guillermo y yo, para ser honesto. Fue amistoso, y es todo lo que diré”.

Preguntas como esas probablemente dominarán la vida de Cumberbatch en un futuro inmediato. Si está listo para contestarlas es otro asunto.

Si quiere ser una gran estrella, tendrá que hacerlo, le guste o no. Y en este momento, Cumberbatch parece indeciso sobre el futuro, ambivalente a la tentación del estrellato y más atraído hacia lo menos efímero.

“A veces como actor estás buscando el infinito”, dice. “Si puedes conservar eso, si puedes recordar eso en el caos, te anclará y te dará honor y alivio”.

Ésta es la mejor mitad de Cumberbatch, la parte que lo hace atractivo. Pero entonces regresa su actitud defensiva.

Mientras regresa al set, donde tiene sólo unos días para terminarSherlock antes de volar a Toronto para la proyección de The Fifth Estate, me recuerda bruscamente no omitir el final de su experiencia en Sudáfrica, cuando ese extraño acudió en su ayuda.

“Todo tiene que ser reducido [en un artículo]; esa es su naturaleza”, dice. “Pero no me digas, después de que te he dado todo esto, que no es importante para ti, y que por eso no llegará al artículo. Porque significa mucho para mí. ¿Sabes?”

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